La interpretación jurada implica una responsabilidad del intérprete, regulada por ley, respecto a su trabajo.

Los intérpretes jurados oficiales trabajan, sobre todo, en los tribunales de justicia y en actos notariales, pero también existen otras ocasiones en las que es necesaria la presencia de un intérprete jurado oficial, como por ejemplo, declaraciones bajo juramento, celebraciones de contratos, bodas en el Registro Civil, etc.

Los intérpretes jurados cuentan con la acreditación del Ministerio de Asuntos Exteriores, lo cual les permite certificar, con su firma y sello, la fidelidad y exactitud de sus actuaciones.